sábado, 4 de febrero de 2012

lo cuentos que nos cuentan...


¿Alguna vez se pusieron a pensar en el tipo de cuentos que  contamos  o que nos contaron de chicos? Espejos que hablan, asesinos en serie, ranas que se convierten en príncipes, ¡sexo duro!...
Analicemos un cuento cualquiera:  Por ejemplo Caperucita Roja.

El cuento empieza diciendo que a Caperucita la llamaban así porque siempre iba con la misma caperuza puesta… ¡Hay que ser sucia! Obviamente, hay que ver lo sucios que eran en los cuentos, no se cambiaban nunca, pero en ninguno! Por ejemplo  Heidi, cuatrocientos capítulos con el mismo vestidito… O a Pedro, que estaba todo el día con las cabras. Menos mal que los cuentos no huelen…

En fin, La abuela de Caperucita estaba en medio del bosque, enferma y sola. ¿Y qué piensa la madre de Caperucita? En vez de mandarle un médico, le manda un pastel…Que medicina ni medicina…un pastel!!!  ¡Quiere matarla! Con el colesterol que se tiene a esas edades.

La madre de Caperucita era una psicópata. Porque sabiendo que hay un lobo en el bosque, le dice a su hija:
- Caperucita, llevale vos el pastel a la abuelita…
Y manda a la criatura. ¡¡¡Vestida de rojo!!! Para que se la vea bien de lejos… Eso sí, para disimular, le dice que si se encuentra con el lobo, no le hable. Lo único que le falta al lobo, que encima le caiga antipática la nena…

Bueno Caperucita, además de ser una sucia, estaba más colgada que un jamón… Va por el bosque, se encuentra con el lobo y se queda tan pancha… No entiendo por qué  la gente en los cuentos no se inmutaba por nada. A Cenicienta se le aparece un hada con un cucurucho en la cabeza, le convierte la calabaza en carroza, las ropas rotas en hermoso vestido y ella dice:
- ¡Ah, bueno dale!
Y luego, el hada la manda a la fiesta pero le dice:
- ¡A las doce en casa!
Pero, ¿Qué clase de encantamiento es éste? “A las doce en casa” Parece un encantamiento de madre. Seguro que Cenicienta le dijo:
- ¿¿¿Hasta las doce??? A mis amigas les dejan hasta la una!

Eso porque era una nena de antes… Deciselo a una piba de ahora y vas a ver lo que te contesta:
- ¿A que vengo a las doce menos cinco y se jode el cuento?

Pero sigo con Caperucita. Habíamos dejado a Caperucita con el lobo… Que buen truquito se manda  el lobo para comérsela, cuando se la pudo morfar en el bosque y nada más; no: la manda por el camino más largo, se come a la abuela, se pone su ropa… Yo creo que lo que quería era vestirse de abuelita. Para mí que el lobo no era tan feroz como lo pintan para mi que era medio carolo o algo así.

El caso es que cuando Caperucita llega a la casa se encuentra al lobo en la cama. ¿Cómo pudo confundir al lobo con su abuelita? ¿Tanto pelo tenía la abuela? No se dio cuenta que ahora tenía hocico?? Encima con tantas preguntas…que ojos grandes tienes, que orejas, que nariz!!! Flaca, date cuenta que no es tu abuela!!! Cualquiera puede venir en camisón y joderte la vida!!!
 El caso es que el lobo se come a Caperucita. Pero no pasa nada, porque llega un leñador, lo mata y le abre la tripa. Y allí salen las dos. Vamos a reflexionar un momento sobre esto, porque hay un detalle sobre el que siempre se ha pasado sutilmente: de la barriga salen las dos, la nieta con la caperuza (que seguramente se la va a volver a poner asisin lavarla son sangre y todo), pero… ¡la abuela está en pelotas! Claro, en pelotas, porque la ropa la llevaba el lobo ¿Cómo se les pasó este dato? La escenita es fuerte, ¿verdad?
En fin, estos cuentos son la base de nuestra educación y todos nos hemos criado escuchándolos… No me extraña que estemos como estamos.
En el próximo bloque analizaremos otro cuento….

Gracias,

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