jueves, 17 de junio de 2010

comer en un restaurant


El otro día fui a comer a un restaurante y me puse a ver detenidamente el proceso que lleva ir a comer afuera.
Yo por ejemplo tengo un problema a la hora de pedir la cuenta, y no es porque no me guste pagar, sino que siempre que termino de comer pienso que me gustaría levantarme y retirarme rápido. Me da mucha fiaca esperar la cuenta. Encima si el mozo es lento tenés que calcular que va a tardar unos 20 minutos más.
Siempre pienso en pedir la cuenta mientras estoy comiendo pero me parece que no queda muy bien y además no se si después voy a pedir algo más.
Entonces lo ideal son los lugares de comida rápida, ahí pagás por adelantado, te dan la comida, comés y te vas. Lo malo es que no podés sentarte antes y te encontrás con pedido de 4 bandejas y ninguna mesa disponible. Te querés matar.
Otra cosa que me molesta mucho es que no se qué plato pedir. Tengo miedo de pedir algo muy raro, porque a juzgar por los nombres que aparecen en la carta, pareciera que son todos platos riquísimos, elaborados y abundantes. Después, resulta que descubrís que lo que pediste es una milanesa disfrazada.
Lo que nunca voy a entender es la gente que va al resto y pide por ejemplo un panaché de verduras… no entiendo ¿Qué tiene de bueno salir a comer y pedirte eso? Es mas aburrido que un chupetín de lechuga. Igual que la gente que va a un Mc o cadena de comidas rápidas y se pide una ensalada del cesar ¿Qué es esto? ¿Es la necesidad de sentirte rebelde y pedir lo menos pedido?
En fin, siempre tenés mucha hambre y te querés pedir todos los platos juntos.
Con respecto a la gente tengo una visión particular. Están los apurados que para que le traigan todo rápido piden milanesa con papas fritas. Lo malos es que cuando van acompañados tienen que esperar igual porque el otro se pidió a lo mejor una cazuela de mariscos. Están los que se quieren hacer los sofisticados y te piden un plato extravagante y por ahí no les gusta, pero se lo bancan. Como por ahí pasa cuando piden sushi, les parece horrible, pero como es el plato de moda lo piden igual y se lo tragan con una cara de asco terrible.
Después están los simples que piden comidas típicas como carne al horno o pollo con papas, etc. Son los que mas admiro.
Pero fijándome bien, siempre encuentro que también están los típicos o los que quizás no comen bien en sus casas y cuando salen se piden platos “caseros” como puchero, lentejas, puré de calabaza.
Según que pidan, automáticamente sabés qué clase de vida tiene cada persona, qué tan pacientes son y también qué tan delicados son.
Ir a comer es una aventura para mí, observando siempre a los demás. Están los familieros, los solitarios, los que van con amigos o amigas y los que simplemente van por costumbre (y se conocen el nombre de todos los mozos).
Es ley entender que hay requisitos mínimos como: no llenarse con pan, no tomar mucha gaseosa porque te hincha y te llena también, no pedir platos extraños porque o viene cualquier cosa o viene poca cantidad, no pedir que te cambien un plato (porque algo no te gustó) porque sabés que va a venir con restos de todo y de todos.
A no olvidar la propina generosa al mozo macanudo y la propina justa para el mozo serio con poca onda.
A no olvidar usar escarbadientes con precaución y servilletas en las faldas.
Buen provecho,
Yamila

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